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Un suave sonido nos informa que el viaje ha llegado a su fin. El ascensor hace un pequeño balanceo y las puertas comienzan a abrirse. Me despego, literalmente, de la pared en la que me había apoyado con tanta fuerza e intento dar un paso hacia la liberación. Sin embargo, antes de conseguir mi destino, noto una presión en la muñeca. Giro mi cabeza hacia ello y me quedo atónita cuando observo que la mano de aquel extraño es el motivo de mi inmovilización.
—No tardaremos en volver a vernos, señorita. Tal vez en ese momento no sea tan benévolo y ofrezca a su cuerpo todo aquello que ha deseado. Porque aunque no lo crea yo también he sentido mi lengua sobre tu piel… |
Buenas tardes, protegidas. Hoy os vengo a recomendar el relato de una maravillosa escritora y buena amiga: Dama Beltrán. Cuesta una miseria y se tarda un ratito de nada en leerlo, pero te provocará mil sensaciones y necesitarás una ducha después, creedme. Eso sí, ¡ya te vale, Dama! Solo diré eso, ya estaréis de acuerdo conmigo cuando lo leáis.
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¡Hasta la próxima!
Besos,
Gracias Marissa y sí... tendrán su historia pero el año que viene. Jajajajajajajajaj
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